A veces en música y en musicología hablamos de “hacer accesible” nuestro trabajo y lo reducimos a subir un PDF a la web del departamento, enviar una grabación por WeTransfer o compartir una edición crítica por correo. Pero hoy existe una infraestructura europea pensada precisamente para que cualquier creador, intérprete o investigador pueda difundir sus resultados de forma estable, citable, abierta y con garantías. Se llama Zenodo y es, probablemente, la herramienta más infravalorada en nuestro campo.
Zenodo nació en el CERN y está financiado por la Comisión Europea. Es un repositorio pensado para cualquier tipo de producción académica, científica y creativa. No está limitado a artículos. Es un hogar natural para grabaciones musicales, partituras editadas, ediciones críticas, bases de datos, software, transcripciones, documentación de proyectos, materiales de investigación o incluso datasets de audio digitalizados. En realidad, sirve para casi todo lo que un músico o un musicólogo produce, siempre que desee que quede disponible de forma duradera y bien descrita.
Lo primero que sorprende de Zenodo es que cada elemento que se publica recibe un DOI automático. Un DOI es un identificador permanente, reconocido internacionalmente, que convierte tu trabajo en algo trazable y citable. Esto es muy útil para quienes trabajamos con materiales que tradicionalmente han circulado de manera informal. Si subes una edición crítica de una cantata, una grabación de una interpretación históricamente informada, un dataset sobre ornamentación del siglo XVIII o una base de datos de fuentes musicales, todo ello podrá ser citado como una publicación más. Y no solo citado, sino recogido por buscadores académicos gracias a la integración con DataCite.
Para los músicos esto es especialmente valioso. Un intérprete que trabaja repertorio histórico puede depositar grabaciones acompañadas de su documentación contextual, lo que refuerza la dimensión investigadora de su trabajo. Un compositor puede difundir obras propias con versiones sucesivas, porque Zenodo gestiona versiones de manera limpia. Un profesor en un conservatorio puede compartir materiales pedagógicos avanzados, sin depender de plataformas comerciales. Un musicólogo puede publicar materiales primarios o secundarios que no encajan en revistas tradicionales, pero que aportan enorme valor al ecosistema europeo de patrimonio musical.
Además, Zenodo permite reservar un DOI antes de publicar. Esto es útil si, por ejemplo, estás preparando una edición crítica y deseas incluir en el propio PDF la referencia DOI definitiva. También permite vincular un contenido con un concepto DOI que agrupa todas las versiones, de manera que sea muy fácil distinguir entre citar la versión exacta o citar la familia completa del recurso.
Uno de los aspectos más potentes es la interoperabilidad. Zenodo no es un repositorio aislado. Forma parte de la infraestructura europea de ciencia abierta. Eso significa que sus metadatos están estandarizados y se sincronizan con servicios que trabajan con normas FAIR, lo que permite que tu trabajo sea encontrado por estructuras tan amplias como OpenAIRE o el futuro European Data Space for Cultural Heritage. En la práctica quiere decir que, si eres musicólogo y depositas una colección de fuentes digitalizadas o un catálogo temático, ese material será accesible para proyectos europeos que integren colecciones musicales. Si eres músico profesional y subes grabaciones vinculadas a un proyecto de investigación, quedarán asociadas a la identidad científica del proyecto, aumentando su impacto.
Para quienes trabajan con código o herramientas digitales, Zenodo tiene otra ventaja. Se integra con GitHub. Esto significa que, si desarrollas un script para analizar ornamentaciones, un software para modelar estructuras formales o un predictor de afinación histórica, puedes vincular tu repositorio de GitHub a Zenodo. Cada vez que crees un release en GitHub, Zenodo archivará automáticamente esa versión y le asignará un DOI. De este modo, el software pasa a ser un resultado académico plenamente trazable.
La gestión de derechos también está cuidada. Al depositar tus materiales puedes asignar licencias abiertas como CC-BY, CC0 o CC-BY-SA, según lo que desees permitir. En música esto es esencial, porque muchas veces trabajamos con derechos de edición, grabación o investigación que exigen una claridad máxima para quienes reutilicen el material. Zenodo ofrece ese marco sin complicaciones, con un formulario claro en el que eliges la licencia adecuada.
Otra cuestión importante es la preservación. Cuando un músico o un musicólogo sube un recurso a su página personal corre el riesgo de que, dentro de unos años, desaparezca o quede inaccesible. Zenodo funciona como una infraestructura sostenida, con compromiso de preservación a largo plazo. Esto garantiza que los recursos seguirán estando disponibles para futuras investigaciones, conciertos, clases o proyectos digitales. Es una forma de asegurar que tu trabajo no desaparece cuando cambias de institución, servidor o gestor web.
Además hay un aspecto menos comentado pero muy relevante. Usar Zenodo coloca tu producción dentro de un ecosistema europeo donde la cultura y el conocimiento están conectados. No te aíslas en un repositorio local. Pasas a formar parte de una red donde los materiales musicales se pueden interrelacionar, reutilizar y analizar. En un momento en el que Europa está impulsando infraestructuras de datos culturales y estrategias digitales ambiciosas, Zenodo actúa como la puerta de entrada para los músicos y musicólogos que quieren que su trabajo tenga impacto real más allá de su institución de origen.
Para la musicología histórica esto abre posibilidades enormes. Permite publicar catálogos, inventarios, corpus temáticos, reconstrucciones digitales, ediciones críticas, grabaciones contextualizadas o datasets de análisis comparativo. Todo ello con la garantía de que tendrá una vida larga y una presencia sólida en los circuitos internacionales. También facilita la colaboración transnacional. Si un grupo europeo trabaja con repertorios dispersos por archivos nacionales, Zenodo ofrece un espacio común en el que depositar materiales, sin necesidad de recurrir a soluciones improvisadas.
Para músicos, especialmente para quienes trabajan en investigación artística, es una oportunidad de reivindicar el valor académico de la práctica musical. Un proyecto interpretativo documentado y subido a Zenodo tiene entidad, tiene DOI, tiene metadata interoperable y puede formar parte de expedientes de acreditación, proyectos europeos o documentación institucional.
En resumen, Zenodo no es solo un repositorio. Es una herramienta que democratiza la visibilidad, la citabilidad y la preservación del trabajo musical y musicológico. Facilita que la música, en todas sus formas, participe de la infraestructura de conocimiento abierta que Europa está construyendo. Y permite que quienes trabajamos en este campo no dependamos de plataformas comerciales ni de soluciones locales efímeras, sino de una estructura robusta, pública y diseñada precisamente para que nuestra producción encuentre su lugar natural dentro del ecosistema europeo del conocimiento.
Si los músicos y musicólogos adoptan Zenodo como parte de su práctica habitual, no solo ganarán en visibilidad y reconocimiento. Se integrarán plenamente en el modelo de ciencia y cultura abiertas que Europa impulsa y que, cada vez más, marca el estándar internacional.